OBRAS

Delirio habanero

En un viejo bar abandonado se encuentran, todas las noches, tres delirantes que creen ser personajes famosos de la farándula y la música. Allí encuentran refugio del medio hostil que los rodea y allí nos invitan a vivir sus historias personales cargadas de emociones y música. Celia Cruz, Benny Moré y un legendario barman (Varilla) parecen reencarnar en estos tres seres que deben enfrentarse después a un final inevitable.

Autor: Alberto Pedro
Música: Arreglos ejecutados por Rafael Guzmán
Director: Raúl Martín
Diseños de vestuario, escenografía y luces: Raúl Martín
Producción: Manuel Quintans
Asistencia de Dirección: Reinaldo Trujillo, Yanko Marrero, Rayssel Cruz y Carolina Balmaseda
Asesoría teatral: Bárbara Domínguez
Asesoría siquiátrica: Dalia Cañizares

Fotos

Premios y menciones

PREMIO AÑO
Premio Avellaneda de puesta en escena: Raúl Martín. (Festival Nacional de Teatro) 2006
Premio Avellaneda de actuación masculina: Mario Guerra. (Festival Nacional de Teatro) 2006
Premio Avellaneda de actuación femenina: Laura de la Uz. (Festival Nacional de Teatro) 2006
Premio Avellaneda de actuación femenina: Amarilys Núñez. (Festival Nacional de Teatro) 2006
Premio de actuación masculina: Mario Guerra. Unión de Escritores y Artistas de Cuba.. (UNEAC). Festival Nacional de Teatro 2006
Premio de actuación femenina: Laura de la Uz. (UNEAC). Festival Nacional de Teatro 2006
Premio de actuación femenina: Laura de la Uz. (UNEAC) 2007
Premio Villanueva de la Crítica (Mejores Puestas del Año): Raúl Martín. 2007
Premio Adolfo Llauradó: Yordanka Ariosa. 2009
La Crítica

Ernesto Fundora
Revista Tablas, julio-diciembre de 2006.

Delirio habanero, además de apuntar al reencuentro con la dramaturgia de otro de nuestros imprescindibles autores, es un espectáculo donde las constantes estilísticas de Raúl Martín y Teatro de la Luna se imbrican armónicamente para alcanzar un grado de perfección y destreza sorprendentes donde destaca, sobre todo, la maestría en el montaje y manejo de la emoción del espectador, por cómo lo involucra en el laberinto lúdicro de la representación desde mucho antes de su entrada en la sala y lo incita a atrapar una teatralidad desgarrada por el peso mismo de las heridas que toca.más>>

Osvaldo Cano
Diario Juventud Rebelde, 27 de junio de 2006.

La vuelta a la escena de un colectivo tan valioso y apetecido por el público como lo es Teatro de la Luna es una excelente noticia Como en ocasiones anteriores la propuesta de Raúl Martín sobresale por la calidad de las actuaciones, la concepción de una visualidad seductora y un apreciable apego a lo danzario y lo coreográfico. Incluso, mucho más que en otras ocasiones apeló a un despliegue musical que lo acerca a la dinámica del gustado género. Estas son las mejores razones de este inteligente y lúcido delirio.más>>

Roxana Rodríguez
Revista Bohemia, julio de 2006.

Risa y llanto colapsan en soplos apresurados al compás de la música cantada por ellos mismos. En un juego del teatro dentro del teatro, los protagonistas simulan un bar y a la vez, el escenario para actuar ante el público "imaginario" dibujado en sus alucinaciones. Diversidad de símbolos y referentes vinculados con el culto sincrético y los ritmos populares cubanos se entretejen en esta tragicomedia musical, tributo a sonoridades emblemáticas de nuestra nación.más>>

Miguel Gerardo Valdés Pérez
La Jiribilla, 8-14 de junio de 2006.

Representar nuevamente Delirio Habanero, a más de diez años de su estreno, corrobora, tal y como sentencia su texto original, "que hay espíritus que no pueden enterrarse", de la misma manera que hay presencias que se agigantan en la medida en que su leyenda las tornan indelebles en el imaginario del público que las aplaudió.
Raúl Martín encontró en su Teatro de La Luna la fórmula para regresar a dos gigantes obligatorios en el referente histórico musical cubano. Démosles entonces la bienvenida en el Varilla’s Bar para que continúe la leyenda.más>>

Eva Loynaz
Publicación Casa Teatro (República Dominicana), noviembre de 2006.

El Teatro de la Luna, que ha ganado un espacio importante en la historia reciente del teatro cubano, logró con este montaje una excelente crítica en la vecina isla (…) "Delirio Habanero" se convierte en un agradable canto nostálgico, tan cubano como Celia, Benny y Varilla.más>>

Dino Starcevic
Diario La Nación. Suplemento "Áncora" (Costa Rica), 11 de febrero de 2007.

La fuerza interna de la obra, dice Martín, nace de los conflictos que plantea, profundamente humanos y tremendamente universales. "Toca las fibras más sensibles de la existencia, nos habla de desencuentros y reencuentros, de delirios llenos de poesía, sueños y utopías en un mundo tan hostil como el se les viene encima a estos seres que protagonizan la historia".más>>

Vivian Martínez Tabares
www.cubarte.cult.cu, 7 de noviembre de 2006.

Delirio habanero es afirmación y fuga, viaje mítico de la cultura que se despliega en nuevos espacios y pasa por encima del tiempo, defensa de la identidad como un proceso en reformulación permanente, móvil y dialéctico. La reconstrucción de los mitos confirma la observación de Arcadio Díaz Quiñones cuando apunta que "es posible guarecerse en lugares frágiles y hacerlos habitables, mientras estén cargados de recuerdos que hagan posible tejer constantemente lo nuevo".más>>

Karina Pino Gallardo
Premio Tablas de crítica, 2007.

El director concibe su puesta en escena a partir de un sentido espectacular hacia el que guía cada elemento conformador. Delirio Habanero es, sobre todo, un espectáculo, entiéndase la acepción más estricta del término, asociada al esplendor. Y como hilo estético resulta la búsqueda de impecabilidad y redondez cernida sobre el diseño de personajes, de vestuario, de escenografía y luces, incluso de la recontextualización de sentencias que se modifican en concordancia...más>>

Amado del Pino
Diario Granma, 16 de junio de 2006.

Martín enfatiza el carácter musical del texto, lo cual se torna coherente pues se trata de la evocación de dos grandes figuras de la música cubana: el Benny y Celia. La sonoridad que se adiciona no altera los presupuestos dramáticos de la obra y agrega espectacularidad.
La puesta en escena se centra en el desempeño de tres intérpretes de formidable carrera. Amarilys Núñez borda a su Varilla con el rigor y el encanto que la caracterizan...
Mario Guerra otra figura esencial en casi una década de trabajo de Teatro de La Luna logra magníficas transiciones y emotivos registros de la voz...
El desempeño de Laura de la Uz conocida por muchos por su impecable labor en el cine se convierte en todo un acontecimiento para nuestra escena. Laura despliega una cadena de acciones a la vez rica y orgánica; hace magia con los matices de su proyección vocal y canta, se mueve, conmueve con una fluidez ejemplar.
Teatro de La Luna reverdece una obra que apunta a valores fundamentales de nuestra educación sentimental. Nos recuerda que con ritmo y belleza también se puede generar la reflexión.

Farah Gómez Fernández
Publicación Entretelones, mayo de 2006.

Tres personajes entran y salen de escena, tres locos, alucinantes; que nos hacen formar parte de su "verdad" o quizás, tan bien escenificados que nos olvidamos que todo es una locura y nos adentramos en su fantasía. Ya sea como parte de la orquesta del supuesto Benny Moré; como público cómplice de la imaginaria Celia Cruz, que escucha y tararea las canciones cantadas a capella o con background por los actores o como simples asistentes al bar nocturno de Varilla o al Varilla's Bar, de una Habana siempre soñada y que termina devolviéndonos a la realidad. Estos complejos personajes que nos harán transportarnos constantemente en el tiempo y en el espacio están escenificados por Amarilys Núñez (Varilla), Laura de la Uz (La Reina) y Mario Guerra (El Bárbaro).más>>

Antonio Paneque
Diario Granma, 2 de junio de 2006.

Por las características de Delirio habanero, que se estrena hoy viernes (8:30 p.m.) en la sala Adolfo Llauradó, el propio Raúl Martín, director de la obra y del grupo que la escenifica, Teatro de la Luna, la ha calificado como "concierto de actores", más bien aludiendo a cómo los intérpretes han asumido las situaciones y la música presentes en esta creación del desaparecido Alberto Pedro.
Colectivo de experiencia en escenarios de Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, y EE.UU. y merecedor de premios...más>>

Pepe Murrieta
www.cniae.cult.cu, junio de 2006.

Con el estruendoso éxito de este Delirio habanero, Raúl Martín se anota una de las mayores cartas de triunfo de toda su carrera como director teatral.
Realmente estupendos usted podrá ver a Amarilys Núñez, Laura de la Uz y Mario Guerra como Varilla, La Reina y El Bárbaro, respectivamente.
No dudo en asegurar que Raúl Martín ha hecho pretendidamente buen Teatro Musical, basado en el extraordinario original de Alberto Pedro y partiendo de sus habilidades y gusto por el género. Así, Teatro de La Luna no sólo rinde homenaje al gran dramaturgo fallecido hace un año; la puesta en escena también honra a dos legendarias figuras de la música cubana: Celia Cruz y Benny Moré.

Norge Espinosa Mendoza
Publicación Entretelones, julio-agosto de 2006.

Raúl Martín recombina los elementos de esta obra, en un juego de nostalgia y realidad teatral que le devuelve a su grupo el aire de los mejores momentos que ya pudimos aplaudirle. Sin más elementos que los necesarios y confiando en tres actores que muestran diversos estados de plenitud, su Delirio habanero es un homenaje potente a Alberto Pedro y a una cultura de lo cubano con la cual se confabula el público a lo largo de la representación, para acabar en una ovación tan estruendosa como merecida...
...De la humildad y de la fe de lo mejor del cubano están armadas sus presencias. Eso merece un aplauso que no cabe en esta columna.
Una obra que sin concesiones cuenta de nuestras angustias y breves alegrías, y que nos recuerda que la música es, para el Cubano, una forma esencial de la Nostalgia.más>>

Mario Vizcaíno Serrat
Revista digital CubAhora, 5 de agosto de 2006.

La pieza, del ya fallecido dramaturgo cubano Alberto Pedro, es llevada a escena por Teatro de la Luna, que comanda Raúl Martín, un ingenioso director que apenas bordea los 40 años de edad, y tiene unas actuaciones como para recordar por tiempo indefinido, a cargo de tres actores de oro: Laura de la Uz (Celia Cruz), Mario Guerra (Benny Moré), y Amarilys Núñez (Varilla, el cantinero).
La singular historia, en manos de Teatro de la Luna, se ha convertido en un suceso de la escena cubana. La sala, en la barriada habanera de El Vedado, ha estado repleta desde el principio, pero no solo de público anónimo, sino también de actores, músicos, pintores, cineastas, escritores, periodistas. El carácter selecto del teatro se ha roto en este caso.
Ducho en arrancar aplausos del público, Teatro de la Luna demuestra que sigue siendo una de las agrupaciones punteras de Cuba, donde ahora, de nuevo, está tocando puertas de maderas preciosas.

William Ruiz Morales
Boletín GESTUS del Festival Nacional de Teatro Camagüey, octubre de 2006.

La pieza, escrita por Alberto Pedro, en versión de Raúl Martín, investiga un patetismo desde el florecimiento de lo banal, auténtica tragedia tropical. Es una pieza que descubre el reflejo negro de la luz intensa, el funerario que nos acompaña en una suerte de danza macabra que, como somos, está llena de sensualidad. Es nadar en seco, disfrazarse, ser otro, pero, ¿quién?: angustia que recorre a todo simulador. Este es el punto conmovedor, esa posibilidad de ver una obra que es capaz de notar esa angustia y profundizarla. Sumergirse en la decadencia y crear un mecanismo que lejos de encontrar solución se divierte en su tristeza. Pero sin demasiada fijeza, sin mucho amor por el pathos del héroe, a ritmo de son, no te canto un réquiem. Es el placer encontrado en la carencia, la comedia sacada de la agonía, la aberratio del placer encontrado en la herida. Todo eso me conmueve y más de Delirio habanero.más>>

Osvaldo Cano
Revista Conjunto No. 144. Julio-septiembre de 2007.

Siguiendo la fórmula que los llevó a protagonizar exitos memorables con montajes como La Boda, Electra Garrigó o Los siervos, todas de Virgilio Piñera, vuelven ahora para pulsar con éxito las cuerdas de la sensibilidad popular, sometiendo a discusión aspectos medulares de la realidad contemporánea con inteligencia y agudeza crítica .más>>

Equipo de creación
Varilla: Amarilys Núñez o Minerva Romero
El bárbaro : Mario Guerra o Liván Albelo
La reina : Laura de la Uz o Yordanka Ariosa
Música y arreglos: Rafael Guzmán
Asesoría teatral y redacción de catálogo: Bárbara Dominguez
Asesoría siquiátrica:

Dalia Cañizares

Entrenamiento danzario y asesoría coreográfica:

Odwen Beovides (DanzAbierta)

Clases de canto: Esthelierd Marcos (Pequeño Teatro de la Habana)
Asistencia de dirección: Reinaldo Trujillo, Yanko Marrero, Rayssel Cruz y Carolina Balmaseda
Diseño gráfico y realización de carteles:

Samuel Riera

Carpintería especializada:

Samuel Riera (Padre)

Tratamiento plástico del vestuario y la utilería: Angel Madruga
Arreglo y mantenimiento del piano:

Ramón Castillo

Confección de vestuario y escenografía: Talleres TECNOESCENA
Bisutería: Panchy
Producción: Manuel Quintans
Diseños de escenografía, vestuario, luces y puesta en escena: Raúl Martin
Ha sido interpretada por: Mario Guerra, Laura de la Uz, Amarilys Núñez, Yordanka Ariosa, Liván Albelo y Minerva Romero.
Notas al programa

Ceremonia musical de una quimera

Entra La luna, esta noche, en una fase alucinante del universo escénico de la dramaturgia cubana, donde en el conjuro de un delirio, asistirán ustedes, cómplices, a un enrarecido y paradójico aire, en el que a veces no pueden distinguirse lo posible de lo imposible, el sueño de la realidad y la sonrisa de una lágrima. La ambigüedad se hará dueña de la escena y se transpirará la alegoría.

No es casual que Teatro de La Luna, bajo la dirección de Raúl Martín, asuma Delirio Habanero de Alberto Pedro. Casi tres años atrás, ambos artistas habían iniciado el abrazo con El Banquete Infinito, aún por estrenarse; para juntos, por primera vez, seguir salvando utopías. Más cerca que nunca ahora de nuestro "príncipe negro, libre como un pájaro, ciudadano de los vientos" entregamos este espectáculo con la misma nostalgia, desgarro y dolor con que de su irreverente y poética pluma surgió agitadamente ésta obra; pretexto, incisivo y polémico, donde la locura lucha contra sus "egrégores", por la supervivencia, por el arraigo, la reconciliación, por nuestra identidad y sobre todo por la más bella poesía; la utopía, la esperanza.

En un antiguo local clausurado desde el año 1967, tres delirantes y enigmáticos seres se reúnen cada noche. Creen ser quienes no son: Varilla un emblemático cantinero de La Bodeguita del Medio de otros tiempos de La Habana y dos grandes leyendas de la música cubana: Benny Moré y Celia Cruz. Él, El Bárbaro, un muerto vivo del que se apoderó un espíritu y ella, La Reina, quien cree haber regresado del exilio clandestina y sigilosa por un punto de la costa norte, cuyo nombre no quiere revelar. Junto a este otro Varilla, obsesionado con ser dueño de un lujoso bar; reinventan sus sueños, y se cumple la predicción de un inexorable destino.

¿Qué va a pasar? ¿Qué amenaza se cierne sobre estos seres?

Con Delirio habanero la imaginación viajará muy lejos y entraremos en un juego de convenciones y reflexiones. Lo patético estará presente en el "olor" y el movimiento cíclico de los personajes, atrapados en un torbellino insular, sin salida. El hálito de lo trágico ronda la escena. Ellos, en síndrome existencial, evocan a espíritus ausentes, entretejiendo un enjambre de visiones, persecuciones y obsesiones megalómanas. Se niegan, se reafirman, se reconcilian, en una estructura profundamente discontinua. Desde sus hendijas surgen reiterados, nuestros cultos, el son, el bolero, la guaracha; nuestra música cubana como baluarte de la mejor bandera.

La evocación de nuestra perdida y nocturna Habana se siente como gemido de amor y dolor en labios de los trastornados personajes y la exaltación de la espiritualidad emerge desde las hundidas cuencas de la lucidez.

La Apoteosis del espíritu se apodera de La Luna.

Desde el polvo y las cenizas del Varilla's Bar, "refugio de dioses viajeros" salen cantando con delirio "los del delirio" y en otro rinconcito abandonado de nuestra Habana, seguirán reencarnando "de cuerpo en cuerpo", salvando su hermosa quimera

"Hay espíritus que no pueden enterrarse" por ello, esta ceremonia para Lilón, Mulense, Palito, Malanga, Chano Pozo. Para Celia, Benny; para nuestra música. ¡Y para ti Alberto!

¡LUZ!

Bárbara Domínguez Corrales.
Abril de 2006. La Habana.

Requerimientos técnicos

Espacio escénico:
Sala teatral de 8 metros de ancho por 8 de profundidad. Varas para colgar telón. Piano vertical, mejor con aspecto envejecido, pero funcionando.

Luces: Las existentes en una sala de teatro común.
Sonido: Reproductora de Cd.
Peso de la carga: 115 Kgs.
Tipo de Público: Adultos
Tiempo de montaje: 6 horas
Duración de la obra: 1 hora, 35 minutos.

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