OBRASHombres al borde de un ataque de nerviosCuatro hombres, tres cuadros, tres situaciones diferentes. Una nueva era irrumpe en la sociedad y estos individuos creen manejarla, pero en realidad son como fichas de un juego. Los hombres debaten sobre el “amorâ€, el “trabajo†y finalmente “juegan a la guerraâ€. La estrategia de vencedores ante la vida los lleva a un final inesperado.
Autore: Anna Burzyńska Fotos
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![]() Notas al programa
Desde los años 80 del pasado siglo comenzó a tramarse una seductora senda, un tentador camino estético que, partiendo del cine, inundó la vida cultural de varias generaciones de españoles, primero, y de casi todo el mundo, años después. SÃ, es un verdadero lujo para un artista que su apellido se convierta en epÃteto. Muy pocos lo logran. Pedro Almodóvar creó lo almodovariano. No pudo evitarlo. Su legado es tan auténtico que enseguida se separó de sus genios inspiradores, sin dejar de “homenajearlosâ€, para convertirse en otro genio del cine internacional. Precisamente con una de las pelÃculas más famosas del habla hispana, Mujeres al borde de un ataque de nervios, Pedro logró, definitivamente, traspasar las fronteras españolas y comenzó a ser “perseguido†por los cinéfilos de todo el mundo. La comprensión de la psicologÃa femenina en sus guiones y pelÃculas es ya una virtud conocida por todos. La chica Almodóvar, otro logro de su genio. Nos encontramos hoy ante un texto teatral que comienza parafraseando el tÃtulo del cineasta. Son aquà los hombres los que están al borde de un ataque de nervios, es la psicologÃa masculina la que interesa a Anna Burzynska. El varón ante una nueva era. El machismo en la época del Iphone. Los protagonistas creen ser vencedores, asà comienzan su actuación (porque son personajes – actores, hombres con máscaras de triunfo). Asà pretenden ganar en el amor (o en el sexo, porque para amar no tienen tiempo), en el trabajo y hasta en el juego de la guerra que los lleva al alucinante escenario de un paintball industrial. Los recursos almodovarianos son hábilmente insertados por la autora y tenemos sexo en aviones, en baños de oficinas (o al menos de ello presumen nuestros personajes), también bisexualidad, travestismo, la frivolidad como arma y como debilidad humana, la asunción disparatada de un mundo “moderno†con su desenfreno de marcas y tecnologÃa; y el absurdo que asoma todo el tiempo y reina en el tercer cuadro. Lo que en el texto era una Voz en off femenina, lo hemos convertido en una mujer latente y presente en el escenario. Tenemos nuestra chica Almodóvar con su impronta dominante o sensual, manejadora de los hombres como fichas. Tenemos dos porque, como caracteres diferentes de una misma personalidad, se multiplica. Y se multiplican Kris, Aleks, Art y Matt, que sepultaron sus Cristóbal, Alexis, Arturo y Mateo (nuestra versión caribeña) para entrar por la puerta ancha al mundo global. Polonia sufrió este cambio cuando sucumbió el socialismo, pero la entrada de una supuesta “Global Progressâ€, corporación renovadora y avasallante, es un tema nuestro también, del Caribe, del universo todo. La obra, está claro, no tiene fronteras. El talento masculino de la CompañÃa Nacional de Teatro de Santo Domingo, hizo posible convertirla en una historia dominicana y que se duplicaran los protagonistas para esta suerte de clones que colocan la fábula en otra dimensión. Es una posibilidad repetible. Por nuestras calles caminan muchos hombres al borde de un ataque de nervios. Y en nuestra nueva escritura, la puesta en escena, va también un guiño a los filmes Mujeres…, Matador, Laberinto de pasiones, cuando cerramos cada cuadro con temas musicales usados por Almodóvar. Raúl MartÃn RÃos. ![]() Requerimientos técnicos
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