VUELVE EL DRAGÓN DE ORO A LA SALA LLAURADÓ

Por Isabel Cristina

Previo a una gira internacional que lo llevará a el Mülheimer Theatertage "Stücke 2011" y a la ciudad de Dresden, Alemania, en los primeros días de junio; Teatro de la Luna vuelve a la Sala LLauradó con El Dragón de Oro del dramaturgo alemán Ronald Schimmelpfennig, dirigido por Raúl Martín; puesta que sólo había tenido una breve temporada en la Semana de Teatro alemán en La Habana.

El texto explora los laberintos de la vida común, una vida sin terribles sobresaltos ni grandes peripecias. Schimmelpfennig nos hace detenernos en lo insignificante, lo cotidiano y convierte esas pequeñas cosas en lo verdaderamente esencial. En la cocina de un restaurante chino se ensartan las vidas de gente sin nombre que revelan su historia entre pasta asada con carne de pollo, camarón curry y verduras.

El montaje privilegia el valor de la palabra pues cada sílaba encierra un misterio, un designio. Los actores se muestran al público todo el tiempo como los cinco cocineros y un detalle de vestuario hace aparecer a la Cigarra, al abuelo, al hombre de la camisa de rayas…

El diseño de vestuario y escenografía optan por la sencillez y la funcionalidad. Si bien la puesta en escena no resulta compleja escénicamente, los actores la enriquecen con matices, estados de ánimo, energía y la hermosa juventud que los caracteriza. Liván Albelo, Olivia Santana, George Castro, Yordanka Ariosa y Yaité Ruíz logran aunar sus voces en la cocina y fungen como verdaderos músicos casi a la par de Yamilé Cruz en el piano y Diana Rosa Suárez en la percusión. Los actores consiguen crear el ambiente alocado de la cocina y con absoluta destreza transitan hacia la ternura de la cigarra o la oscuridad de las aguas bajo un puente.

Raúl Martín supo caminar en puntillas sobre la palabra tremenda de Schimmelpfennig y delicadamente dejó sus huellas sobre la dorada faz del dragón. El artificio, el acento coreográfico, el protagonismo absoluto del actor y el uso de la música como elemento crucial, son unos de los presupuestos fundamentales del Teatro de La Luna y estos encuentran un lugar seguro en El dragón de oro.

Este es un espectáculo para degustar una vez más los exquisitos platillos del restaurante. Raúl Martín nos recomienda el plato número 5: música en vivo, con melocotón y salsa agridulce, una pizquita de gracia, talento fresco salpicado de poesía, bambú y ajo picante.