UNA BODA A LA CUBANA

Por Don Sati

El Teatro de La Luna sorprendió a los penquistas con su montaje para “la Boda” de Virgilio Piñera, un dramaturgo que vivió entre los años 1912 y 1979. Quienes gustan de encontrar alguna novedad en el menú teatral que ofrece esta ciudad a los aficionados, abandonaron la sala sonrientes y con la satisfacción de haber sido cómplices de un juego teatral que identificó a muchos.

La capacidad histriónica de sus cuatro actores, el rescate de una dramaturgia propia, de la “cubanía” y por sobre todo, la propuesta de la puesta en escena del director Raúl Martín, fueron los puntos positivos de la fugaz visita de los teatristas cubanos que venían de participar en los temporales teatrales internacionales de Puerto Montt.

El empeño de Artistas del Acero, de la Corporación Cultural de la Cámara Chilena de la Construcción y del Teatro de la Universidad del Biobío, por traer a esta compañía pocas horas antes de su retorno a La Habana, se vio recompensado por un público que acudió en gran número y aplaudió calidamente el desempeño de las buenas actuaciones de Laura de la Uz, Alina Rodríguez, Mario Guerra y Dexter Pérez.

El desplazamiento escénico del cuarteto, el enfoque de cada uno de los personajes, el juego histriónico en que los personajes reproducen escenas de sus interlocutores, el manejo de la voz en el decir y en el cantar, la intercomunicación eficaz entre unos y otros, no es más que el reflejo de la rigurosa preparación que los actores tienen en Cuba. Todo organizado por la inteligente dirección de Raúl Martín, quien supo jugar con los elementos necesarios para transformar una historia que podría ser banal, en una creación artística que entretiene y profundiza. Martín, amante del buen gusto, logró complementar el montaje con una armoniosa escenoplástica, rubricando el espectáculo con un convincente trabajo en equipo, donde la música de Aymée Nuviola es el quinto actor.

El elenco prometió volver el próximo año para entregar, como respuesta al cariño del público penquista, nuevos trabajos y un espectáculo para niños, que por lo breve de la estada en la ciudad no pudo, esta vez, poner en escena.